martes, 22 de septiembre de 2009

Odisea textil


Pues ayer salí de trabajar y me planté a las 17:45 en la parada de Urgel, salida Camino Viejo de Leganes. Hasta las 18:00 no había quedado con mi cuñada así que me senté en las escaleras a leer. ¿Os habéis dado cuenta como ha llegado el frío en menos de una semana? Me encanta...


Cuando llegó Eva, fuimos con plano en mano (era la primera vez que iba desde Urgel) callejeando hasta llegar a Antoñita Jimenez . Para los que no se hayan pasado nunca, es muy fácil no encontrarlo e incluso pasar por delante y no darte cuenta. La entrada es una abertura enorme como de almacén, sin puertas y con dos letreros pintados en la pared donde pone "tejidos". Entrando se llega a un patio interior con banco y todo para descansar, y al final la entrada de la tienda, que más que tienda parece un almacén. No, yo diría que es un almacén que hace de tienda. 


Tiene los techos altísimos y un montón de estanterias metalicas del tipo industrial, con una cantidad ingente de telas de todo tipo. La primera sala que se encuentra al entrar está repleta de telas de tapiceria, con una gran variedad de dibujos y calidades, y es sin duda la parte más cara del local. Los precios por metro van desde los 8-12 euros de las telas de oferta hasta llegar a las 30 euros. 


Ya girando te encuentras dos salas más donde se puede encontrar todo tipo de telas y de todos los precios, pero ya rondando algo más asequible (de 5 a 9 euros). Una de las pegas es que las telas están muy desordenadas y con la poca luz que hay da un poco de mala sensación.

También hay unas escaleras que dan a una sala más iluminada y mejor ordenada, donde tienen sobretodo telas tipo visillos (desde 10 a 25€), mantelerias (más menos 5€), terciopelos (+- 9€), panas (+- 6€), telas de disfraz (3-6€), fieltro (3€) y donde un par de chicos te atienden tijera en mano.


Mirarlo todo necesita tiempo y siempre voy con poco, aunque de ayer no me puedo quejar ya que estuvimos una hora curioseando entre los estantes antes de pedir nada. 


Ya cuando cada una sabía lo que quería, asaltamos a uno de los chicos, que amablemente nos sirvió las telas. No os voy a decir cuanto me gasté, pero me quedé a gusto y seguramente hasta el año que viene me autoprohiba volver. Una se tiene que poner límites, ¿no?


Lo divertido vino cuando fuimos a pagar.

Nos hicieron factura conjunta a solicitud nuestra pero cada una pagaba lo suyo. Eva pagó mientras yo buscaba la cartera. Eva firmó el justificante del pago de tarjeta mientras yo seguía buscando la cartera. Eva sonreía al dependiente como disculpándose mientras yo no encontraba la cartera.


No podía haberla perdido (¡lo llevaba todo en ella!) así que me relajé intentando convencerme que me la había dejado en casa. Llamé a David. Estaba entregando un trabajo en el centro. Que sí, que la cartera estaba encima de la mesa. Que me tomara un café que iba a buscarme.


Y ayer fui un poco princesa a la espera de que me salvara mi principe azul.


¿Quién dice que no se cumplen los sueños?


Ahora solo me queda ser guerrera, claro.

2 comentarios:

  1. menos mal que ahi esta su princpe con su gran corcel negro que llego a tiempo de pagar jajaja...
    pero a que no sabes que me he quedado coja de tela y me vas a tener que vover a acompñar? pero que sepas que no te dejare comprar!! (Eva)

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  2. Bueno, me deje por comprar fieltro... cuela?

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