martes, 18 de agosto de 2009

Mi burbuja

Uno de mis grandes obstáculos en este mundo es mi terrible timidez.

En cambio soy
buenísima con los silencios incómodos y hago un arte de esquivar situaciones sociales.

Y es que no puedo evitarlo. Soy incapaz de sonreír si no me apetece o inventar conversaciones cuando no sé de que va la conversación. Me quedo bloqueada cuando no sé que decir y me enredan los segundos sentidos. Soy un blanco fácil para
las bromas.

Y todo porque me aterroriza equivocarme. Me escondo en mis silencios para evitar quedar como tonta y me disfrazo de tía dura para que nadie se de cuenta que soy frágil y que me duele lo que me dicen.


Y claro, así es difícil tener un contacto sano con el mundo. Y es la razón por la que los intentos de entrar en el mundo comercial hayan fracasado.

Soy incapaz de venderme, no entiendo porque tengo que convencer a nadie de que compre algo mío y temo agobiar, dando la sensación de prepotencia o de importancia, cuando lo único que quiero es compartir algo que he hecho yo. Me quedo en un rinconcito, a lo mío, y a no ser que me pregunten, yo no hablo con nadie. ¿Como voy a vender nada así?

Sé que el fallo es mío. Soy yo la que tiene que buscar la valentía suficiente para acosar a la gente que me rodea, de embelesarlos con mis diseños, hacerles desear llevar algo mío. Y con una sonrisa, a ser posible. Uf, se me hace cuesta arriba.


Lo malo es que luego me doy de cabezazos por las oportunidades perdidas. Si hubiera hablado con esa chica relaciones públicas de no sé que... Si hubiera escrito ese mail para el concurso de no sé cuantos... Si enseñara más las cosas que hago... Y aquí estoy alimentandome de lamentos. ¡Y no puede ser! ¡Eso va a cambiar! Un poquito al menos... estoy aquí compartiendo un trocito de mi vida, ¿no? Y os aseguro que no se me hace fácil...

Solo espero que con el tiempo consiga un poquito de confianza, aunque sea virtual.

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